En Capillapampa, la principal fuente de sustento proviene de nuestras actividades agropecuarias, que han sido la base de nuestra economía y estilo de vida desde tiempos inmemoriales. La ganadería y la agricultura no solo nos proporcionan los recursos necesarios para vivir, sino que también son reflejo de la conexión profunda que tenemos con nuestra tierra y la naturaleza que nos rodea.
La agricultura es el pilar más destacado de nuestra economía. En los fértiles campos de Capillapampa cultivamos productos que son esenciales tanto para nuestra alimentación como para nuestras tradiciones. Entre los cultivos más comunes se encuentran las papas, el maíz, las alberjas, las habas, los ollucos y las caiguas. Estos productos no solo son fundamentales en nuestra dieta diaria, sino que también son una fuente importante de comercio. Por ejemplo, el maíz, que cultivamos en diferentes variedades, es utilizado tanto en su forma fresca como en productos derivados como el mote, una delicia tradicional que acompaña nuestras comidas. Las papas de nuestra tierra son famosas por su calidad y sabor, y se han convertido en uno de los productos más apreciados en la región.
La ganadería también juega un papel crucial en nuestra vida. Criamos ganado vacuno y ovino, que nos proporciona no solo carne y leche, sino también una forma de ingresos, ya sea a través de la venta de productos o el intercambio con comunidades cercanas. Nuestros animales pastan libremente por los campos de Capillapampa, lo que contribuye a un ambiente saludable y sostenible. Además, los productos derivados del ganado, como el cuero, tienen un valor significativo en la cultura local y en el intercambio con otras comunidades.
Además de la agricultura y ganadería, la artesanía es otra de nuestras actividades más valoradas. Las mujeres de Capillapampa, con sus manos hábiles y creativas, mantienen viva la tradición artesanal, elaborando frasadas, chales y las reconocidas alforjas chotanas, que son famosas por su resistencia y su diseño único. A lo largo de los años, estas piezas han sido esenciales no solo para nuestro uso personal, sino también como un medio de intercambio y como símbolos de nuestra identidad cultural. Sin embargo, en los últimos años la producción artesanal ha disminuido, y hoy en día las piezas se destinan mayormente a ser utilizadas dentro de las familias y para fines personales, aunque aún se conserva el deseo de mantener viva esta tradición.
Por otro lado, muchas personas de Capillapampa viajan regularmente a las ciudades cercanas para abastecerse de productos que no producen localmente. La ciudad de Chota, que está relativamente cerca, es uno de los destinos más comunes, especialmente para realizar compras de productos diversos. Estos viajes suelen realizarse los domingos, cuando los comerciantes locales ofrecen una variedad más amplia de productos y las familias tienen más tiempo para realizar sus compras. Además, los días jueves, algunas personas también viajan a Bambamarca, una ciudad vecina, donde se pueden encontrar mercados y productos que no están disponibles en Capillapampa, ampliando así las opciones para satisfacer las necesidades de la comunidad.
La economía de Capillapampa sigue siendo principalmente autosuficiente, pero también depende de estas interacciones con las ciudades cercanas para acceder a ciertos productos que complementan nuestra vida diaria. El comercio y el intercambio son esenciales para nuestra supervivencia, y aunque en el caserío se conserva el trabajo de la tierra y la producción artesanal, los viajes a Chota y Bambamarca son una parte importante de la vida cotidiana, permitiéndonos mantenernos conectados con el resto de la región y con el mundo exterior.
En resumen, Capillapampa es un lugar donde la agricultura, la ganadería y la artesanía se combinan para formar la columna vertebral de nuestra economía. A pesar de las dificultades que implica vivir en una comunidad rural, la conexión con la tierra y las tradiciones sigue siendo nuestra mayor fortaleza. Los viajes a las ciudades cercanas nos permiten complementarnos con el mundo exterior, asegurando que, aunque pequeños en número, seguimos siendo un pueblo próspero y unido.